El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que se manifiesta como deterioro cognitivo y trastornos conductuales. Está caracterizada, en su forma más típica, por una pérdida de
la memoria inmediata y de las capacidades mentales -tales como las capacidades cognitivas superiores-.
Es la forma más común de demencia que afecta gravemente a la capacidad de las personas para llevar a cabo las actividades diarias. El mayor factor de riesgo es el envejecimiento, ya que la mayoría de las personas que lo padecen tienen 65 años o más -1 de cada 9 personas mayores de 65 años padecen de Alzheimer-.
Aun así, aunque en mucha menor proporción, también es una enfermedad que se presenta en personas más jóvenes -edades inferiores a los 65 años-, lo que se conoce como Alzheimer juvenil.
Los antecedentes familiares y la herencia genética también son factores determinantes a la hora de padecer esta dolencia, ya que no se pueden alterar, pero los científicos han descubierto que podrían existir otros en los que sí podrían influir. Las lesiones en la cabeza, la salud cardiovascular y el envejecimiento general se antojan como nuevas claves en el desarrollo del Alzheimer.
Aunque no existe una cura, los medicamentos para esta enfermedad pueden ralentizar temporalmente el avance de los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas que la padecen y de sus cuidadores. Asimismo, los investigadores continúan en la búsqueda de nuevas formas de tratar el Alzheimer. Actualmente, existen medicamentos prometedores en fase de desarrollo y prueba, aunque necesitan de mayor financiación para continuar investigando.
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